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de Zaragoza al mar de Aragón

Desde su salida de Zaragoza, el Ebro se muestra bravo, parece indicarnos su poderío y su tamaño. Este es el comienzo de nuestro recorrido.

Diferentes enclaves de este majestuoso río, nos van a llevar por lugares con una pesca famosa incluso fuera de nuestras fronteras.

Empezamos el camino: Punto de partida Nuez de Ebro.

Cogiendo en la capital maña la N-2 dirección a Barcelona a la altura de Nuez de Ebro, entramos en esta localidad hasta la plaza y siguiendo el camino que nos pasará por encima de la autopista, llegaremos a La Presa de Pina.


Allí, siguiendo hacia la derecha (hay una central eléctrica), encontraremos un pequeño núcleo de pinar y tamariz, que al fondo nos ofrece aguas más o menos calmadas y un pequeño escenario de pesca.

El alburno, el barbo común, la carpa y algún que otro siluro mediano son pescables en esta zona. La lombriz de tierra y el maíz son buenos cebos para los ciprínidos y el alburno suele resultar de fácil captura con asticot.

Desde la central eléctrica, siguiendo el camino aguas abajo, encontramos una chopera con buena sombra y fácil acceso con vehículo. El escenario es bastante amplio, si bien las aguas después de la pequeña presa son más bravas.

Si en la N-2 seguimos hasta Pina de Ebro, cogemos el desvío a esta localidad. Nada más pasar el puente dirección a la N-232, tiene un camino hacia la derecha y otro a la izquierda. Siguiendo el de la derecha llegaremos (a unos 6 Km.), siempre siguiendo el curso del río aguas arriba, a una zona donde el río queda a nuestra derecha y una finca de árboles frutales a la izquierda. Son aguas de color verdoso casi todo el año y en ellas se puede encontrar carpa, alburno, siluro (no muy frecuente) y barbo.

Si cogemos el camino de la izquierda, llamado la Mota, éste nos llevará hasta la localidad de Quinto.

A lo largo de este recorrido encontraremos diferentes escenarios, con aguas bravas, remansos, meandros, cañizales, etc.

Las especies más comunes son las carpas, y en aguas corridas los siluros y barbos en el primer tramo, que llega hasta un antiguo transformador. Desde éste, aguas abajo, se llega a escenarios con aguas un poco más tranquilas en algunos puntos. La vegetación es abundante en todo el recorrido y la ausencia de ella en algunos puntos nos indicará los posibles lugares de pesca.

Si seguimos nuestro recorrido llegaremos a Quinto de Ebro y allí podemos encontrar alguna perca de buen tamaño además de las especies ya comentadas.


Se han sacado ejemplares de buen tamaño en los meandros y tamarizales cercanos a la localidad. El pescador de bass, rápidamente localizará la zona, pues es completamente diferente al cauce principal del río.

Si seguimos la N-232 dirección Alcañiz a la salida de Quinta, a la izquierda está el desvío hacia Gelsa, La Zaida, Sastago y Escatrón.

Durante este recorrido y hasta la Zaida (15 Km.), iremos encontrado diferentes lugares de pesca. Durante este trayecto las aguas siguen siendo bravas y oscuras.

Una vez en La Zaida, siguiendo la carretera que va a Sastago, a unos 5 Km. encontraremos el desvío hacia Cinco Olivas, pequeña localidad en la que en diferentes tramos encontraremos presas, pozas, aguas bravas y meandros.

Es un recorrido bonito, pero los accesos son difíciles. Podemos capturar en este lugar algún pez de buen tamaño.

Desde esta localidad se puede llegar a Sastago, o bien no tomar el desvío anterior, pues siguiendo recto llegaremos a esta otra localidad.

Una vez pasado este pueblo, cruzado el puente del Ebro, la cosa ya es diferente a todo lo anterior. Bajo el puente encontramos un pequeño ozu y desde allí, siguiendo el recorrido de la carretera de Escatrón, Chiprana y hasta Caspe, el mundo del siluro y de la lucioperca cobra un protagonismo especial.


Un poco antes del puente de Escatrón, a la izquierda encontramos el desvío hacia el Monasterio de Rueda y, pasando el puente, también a la izquierda, el camino del embarcadero.

Cualquiera de estos dos puntos, siguiendo los caminos rurales existentes, nos llevarán a escenarios de pesca en los que luciopercas y siluros de buen tamaño nos darán alguna que otra alegría.

Si seguimos dirección a Chiprana desde Escatrón, los lugares de pesca ya son más amplios, los caminos más accesibles y en este territorio el siluro es la especie dominante.

Justo debajo de Chiprana, a unos 3 Km. antes de llegar, encontraremos el puente que cruza el primer brazo del embalse de Mequinenza o Mar de Aragón. Conocido como el Regallo, cualquiera de sus caminos antes y después de cruzarlo, y a izquierda y derecha, son escenarios de pesca dignos de mención, y donde la abundancia de carpas, siluros y luciopercas es notable, tanto a lance como a cebo.




Diferentes caminos nos conducen al embalse y la pesca es abundante según la época del año en unos u otros. La pesca con boya esta prohibida y lo más habitual es pescar a los depredadores con alburno, tanto vivo, como muerto.

Encontraremos varios caminos entre estas dos localidades, que nos llevarán a diferentes brazos y puntos del pantano: dependiendo del nivel del mismo el recorrido también dependerá. Este embalse de Mequinenza, llamado el Mar de Aragón, es de pesca libre y solo debemos tener la licencia Autonómica. La pesca del siluro y lucioperca a lance ligero es una de las modalidades que os pueden hacer disfrutar de un día inolvidable,
El bigotón entra bien a crankbaits de tamaño grande, cucharas ondulantes y vinilos tipo piky de grandes dimensiones montados en un jig.
Los pescadores de ciprínidos ya encuentran aquí escenarios amplios donde se puede pescar tanto al coup, inglesa, enchufable, o cualquier otra técnica empleada en la pesca de estas especies.


Los carpones son nota frecuente desde esta zona, hasta la denominada como Chacón Viejo, esta última ya en la localidad de Caspe. Desde la zona del Regallo la pesca en embarcación ya es posible. La zona de Chiprana ha de navegarse con precaución, pues la profundidad en algunas épocas del año hace peligrosa la misma en algunos puntos justo debajo de Chiprana. Desde la curva de la gravera hasta Chacón, la cosa ya es más segura, aunque el agua sigue siendo turbia.


Por Esteban Rivera

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