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abrazando al océano

Aguas debajo de Bemfica de Ribatejo se le unen el Muge y el Sorraia.

Más tarde llega a la ciudad de Vila Franca de Xira, donde se puede observar ya la ancha desembocadura que forman el Tajo y el Sorraia, y en el que se han formado grandes islas como la Alhandra y Alberca.


Desde Xira y hasta el Mar de la Paja, las riberas del margen izquierdo se mantienen mucho mejor conservadas que las del derecho.


Ya en el estuario riega extensos cultivos de arrozales y la explotación de salinas, que se extienden de este a oeste originando una zona húmeda de considerables dimensiones y un valioso patrimonio ecológico:


la Reserva Natural del Estuario del Tajo.


El estuario termina abriéndose al océano a través del profundo canal de la Almada, que separa las penínsulas de Setúbal y de Lisboa, el cual al ser dragado de forma natural por las mareas y quedar protegido por el relieve formado por las colinas volcánicas de Lisboa, proporciona a la capital de Portugal, uno de los puertos mejor abrigados del mundo.


Finalmente el Tajo atraviesa los monumentos al Veinticinco de Abril y Vasco de Gama, puerta de entrada de su desembocadura final al océano Atlántico, dejando a Lisboa con un regalo permanente. Su estuario.

Lisboa es una capital privilegiada, a orillas de uno de los más bonitos estuarios de Europa. Observar a los flamencos y otras aves puede ser una experiencia fascinante.

El Estuario del Tajo es una Reserva Natural considerada una de las diez zonas húmedas más importantes de Europa para las aves marinas.


Si le gusta el contacto directo con la naturaleza no deje de dar un paseo en barco por este gran estuario, donde podrá observar muchas de las especies que aquí encuentran su hábitat natural.


Otra forma de observar algunas de las 100.000 aves que aquí pasan el invierno, es pasear relajado por los senderos. Es muy probable que sorprenda a un bando de elegantes flamencos rosa levantar su vuelo.


Si quiere alejarse de la Reserva Natural, aunque sin salir del Estuario del Tajo, visite los molinos de agua, movidos por las mareas, como el de Corroios, que recupera antiguas tradiciones para la elaboración del pan.

Las márgenes del río fueron desde siempre lugar de confluencia de gentes y culturas a lo largo del tiempo y concentraron los más diversos vestigios de ocupación de este territorio.

Aquí le podemos decir adiós al Tajo, ya que finaliza como río, pero sigue dando su cuerpo y su sangre en este estuario a millones de criaturas que gozan, rien y gritan al unísono con esta maravilla.

Viva el Tajo...
y que nunca termine su fluir.





nota:

Pero si observar las aves es una de sus pasiones, en un radio de unos 50 Km tiene también otras Reservas Naturales que no debe perderse.

La Reserva Natural de Paul de Boquilobo, también en el Tajo, alberga la mayor colonia de garzas de la Península Ibérica y fue incluida en la Red Internacional de Reservas de la Biosfera, clasificada por la UNESCO.

La Reserva Natural del Estuario del río Sado, igualmente con una enorme diversidad de aves, cuenta asimismo con otro atractivo, la elegancia de los delfines que le acompañan en su paseo por barco. Puede además dar un paseo a vela en los Galeones de la Sal, embarcaciones tradicionales que recorren el estuario y la costa de Arrábida.

Y ya que se encuentra en Setúbal, no se vaya sin probar los deliciosos salmonetes a la parrilla, ex-libris gastronómico de este puerto pesquero. De Setubal nosotros tenemos un recuerdo muy agradable y siempre hemos ido a dormir al antiguo molino cerca del castillo con unas vistas al océano increibles.

También la Reserva Natural de las Islas Berlengas cuenta con condiciones ideales para que las aves marinas hagan ahí sus nidos, que bien podrá observar.

Las Berlengas son un pequeño grupo de islas desiertas, en el que las murallas de un antiguo fuerte evocan leyendas históricas de piratas.

Rodeadas por aguas verdes y cristalinas, aproveche la marea baja para dar un paseo en lancha por las grutas que se esconden en las formaciones rocosas.


¡Quedará rendido a sus encantos! En Peniche, donde se coge el barco, no pierda la oportunidad de probar una suculenta caldereta de pescado, preparada con agua del mar.

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