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una garganta anegada de naturaleza

Una garganta anegada de naturaleza
El río ha labrado la piedra a su paso por Burgos hasta crear un entorno de estremecedora belleza
El río Ebro, ha tallado a su paso una espectacular sucesión de hoces, gargantas y cañones calizos que en algunos puntos alcanzan más de 200 metros de profundidad.

l río Ebro, que se interna en la provincia de Burgos a través del potente macizo de Las Loras, ha tallado a su paso una espectacular sucesión de hoces, gargantas y cañones calizos que en algunos puntos alcanzan más de 200 metros de profundidad. El relieve, la diversidad biológica y la riqueza botánica del interior de estos desfiladeros han configurado un paisaje que es una verdadera tentación para los amantes del senderismo y la naturaleza en estado puro. La ruta del cañón del río Ebro es interesante, no sólo por su fácil recorrido, sino porque, a su paso, se puede disfrutar de un paisaje de increíble belleza y unos pueblos que sorprenden gratamente al visitante. El recorrido, de 22 kilómetros de longitud, discurre entre Quintanilla Escalada y Pesquera de Ebro.

El río divide en dos al primer núcleo urbano. En la margen derecha, llama la atención la esbelta torre de la iglesia. El recorrido comienza en una pista frente a la estación de servicio. El primer tramo es especialmente interesante, no sólo porque permite admirar una flora singular, como el madroño, sino porque es aquí donde se encuentra la ermita románica de la virgen del Ebro, del siglo XV. Este punto sirve de base a numerosos grupos de espeleología.

El comienzo del cañón, de especial belleza paisajística, llega hasta la central hidroeléctrica El Porvenir y enlaza con la ruta que viene de Valdelateja. Este pueblo burgalés emerge en medio de una peculiar orografía esculpida por los ríos Rudrón y Ebro. Sus orígenes medievales quedan patentes en la arquitectura de la zona y en los restos hallados en torno a la actual iglesia, dedicada a Santa Eulalia. Las casas, totalmente reformadas, adquieren vida con la llegada de los veraneantes y el buen tiempo. Durante el invierno, buena parte de ellas permanecen cerradas.

Casas blasonadas

En ningún momento hay pérdida, ya que el sendero está señalizado con indicaciones blancas y amarillas. Si la densa vegetación lo permite, es posible apreciar cómo el Rudrón vierte sus aguas al Ebro. La ruta discurre en todo momento junto al cauce fluvial, en un paraje de gran riqueza botánica. El Ebro se mueve sinuoso entre las altas paredes rocosas, morada del buitre leonado. El camino finaliza en Pesquera de Ebro, donde el río se ensancha y sus escarpadas paredes moderan su carácter inaccesible. Este conjunto urbano sorprende por sus palacios y casonas blasonadas de los siglos XVI, XVII y XVIII. De hecho, es uno de los pueblos con mayor densidad de escudos nobiliarios de la provincia de Burgos. Uno de ellos presenta una curiosa inscripción: ‘Iesus Maria. Esta es casa de placer i la gente de alegria. Abe María. Año 1712’.

Las casas señoriales fueron levantadas en la época medieval con una magnífica sillería caliza y sus puertas se reforzaron con arcos semialmohadillados de medio punto. Muchos hombres ilustres construyeron su vivienda en Pesquera de Ebro, entre ellos, el capitán de los tercios de Nápoles Juan de Escalada. Él, como otros muchos, eligieron este recóndito paraje de belleza inigualable como lugar de pesca, tal y como su propio nombre indica.

También destaca la arquitectura popular, con las típicas solanas montañesas y algunas chimeneas encestadas, la iglesia de San Sebastián, el elegante puente medieval y la ermita situada en uno de sus extremos, dedicada a San Antonio y construida en pleno siglo XVIII. El pueblo cuenta con un nuevo mirador, de reciente construcción, desde el que admirar toda la magnitud del paisaje.

Pueblo ‘abandonado’

Para iniciar el camino de vuelta hay que cruzar el puente y ascender por la carretera hasta alcanzar un cruce. En este punto, es interesante desviarse por una estrecha senda que conduce a Cortiguera y visitar el pueblo, sólo supuestamente abandonado, ya que en él viven dos familias de forma permanente. Algunas casas han sido rehabilitadas, pero lo cierto es que buena parte del conjunto urbano está en ruinas.

Este escenario sirvió para el rodaje de la película protagonizada por el fallecido Paco Rabal ‘El disputado voto del señor Cayo’, basada en la novela de Delibes, y uno de sus rincones es portada del libro ‘Los pueblos del silencio’. Y es que, a pesar de su aspecto decadente, es un enclave con especial encanto. Cuenta con fervientes defensores que piden a las instituciones un mínimo de infraestructura para que vuelva a ser habitable. En este solitario paraje destaca un sólido palacio realizado en sillería en el que aún lucen espléndidos escudos.

El camino de vuelta hacia Quintanilla discurre por la parte alta del cañón del Ebro. La vista sobre el río es única. Una imagen que, a buen seguro, nunca se desprenderá de la retina.

Aguas termales y microclima

Durante mucho tiempo, las guías que publicitaban la ruta del cañón del Ebro ponían como punto de partida a Valdelateja. Sin embargo, este pueblo pertenece al cañón del Rudrón, el afluente que más agua aporta al Ebro en esta zona. El error ha sido subsanado por las instituciones y, en la actualidad, la ruta que parte de esta localidad hacia Pesquera se denomina cañones del Ebro y Rudrón. Es en este paraje donde el afluente lleva más cauce, ya que a tan sólo dos kilómetros aporta sus aguas al Ebro y muere.

El río es parte importante de Valdelateja. Sus aguas discurren por el medio del pueblo y a su vera ha nacido un balneario. El manantial termal, de generosas y variadas propiedades, y los hermosos paisajes que lo rodean invitan al descanso y al ocio. Un singular microclima favorece la floración de pequeñas orquídeas por el camino que va desde el núcleo urbano hasta la casa de reposo.

La ruta del cañón de Rudrón comienza en una pequeña senda cerca de la iglesia. A unos dos kilómetros de distancia se enlaza con el cañón del Ebro, después de sortear rocas que forman vistosas cascadas. El Rudrón se nutre de las fuentes de Basconcillos del Tozo y Barrio Pañizares. Es un río resguardado, cuyos parajes deslumbran con una belleza agreste y salvaje.

Desde siempre ha sido un cauce fluvial de una gran tradición pesquera, ya que abundan las truchas. Sus aguas también sirven de refugio a la simpática nutria, que campa a sus anchas en esta zona. Otra ruta interesante que se puede hacer a pie siguiendo este río es la que parte de Hoyos del Tozo, lugar de anidamiento del buitre leonado, especie escasa y necesitada de protección, y desemboca en Moradillo del Castillo.
Artículo publicado el 13.06.07 - 17:43 - por ISABEL PERDICES

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