publicidad

Los Sotos de Alfaro... un espacio natural


El espacio natural de los Sotos de Alfaro constituye uno de los escasos lugares de La Rioja donde aún se conservan retazos de los antiguos bosques de ribera que se desarrollaron junto al Ebro.
Sotos como éstos llegaron a ocupar en otros tiempos toda la llanura de inundación que el río Ebro fue dejando en La Rioja Baja. En la actualidad, en esa zona, los sotos sólo ocupan una superficie de 838,7 Has., lo que supone nada más que un 4,5% de toda esa llanura de inundación.
Los bosques de ribera constituyen la vegetación característica que podemos encontrar junto a los cauces de los ríos. En estos emplazamientos su desarrollo no depende tanto del clima de la zona, como de la disponibilidad de agua bajo el suelo en el que se asientan. La cercanía a los cauces de los ríos les proporciona unos suelos con una alto grado de humedad y en los que el nivel de agua disponible (nivel freático) es muy elevado a lo largo de todo el año.
Esto hace que se trate de una vegetación con una gran singularidad ambiental y paisajística dentro del territorio en que se encuentra. Así, con el nombre de sotos denominamos a un tipo de bosques de ribera que se desarrollan en las llanuras de la inundación de los ríos.
Esas llanuras se quedan junto al cauce, pueden ser muy amplias y se caracterizan por estar sometidas a las influencias de las crecidas y al alto nivel de la capa freática. Sobre ellas se desarrollan distintas formaciones vegetales que se disponen en bandas paralelas al cauce según sus exigencias de humedad y que configuran lo que conocemos como sotos.
En su transcurrir por La Rioja, el río Ebro atraviesa diferentes materiales que van a condicionar las características y el desarrollo de los bosques de ribera de sus orillas. Así, según esto, podemos dividir el recorrido del Ebro en dos tramos:

Conchas de Haro-Logroño
En este tramo el Ebro atraviesa materiales relativamente resistentes, como son areniscas y margas. El río discurre en meandros encajados con un cauce limitado por taludes y escarpes que pueden superar los 50 m. En algunas orillas. En estas condiciones, la vegetación de ribera alcanza un mayor desarrollo en las estrechas orillas convexas de los meandros y en algunas islas del cauce, ocupando una superficie total en este tramo de 318 Has. Los bosques aquí presentes se corresponden con el tipo alameda-aliseda compuesta por chopos (Populus nigra), alisos (Alnus glutinosa), sauces blancos (Salix alba), fresnos (Phaxinus angustifolia) y algún álamo blanco (Populus alba).

Logroño-Alfaro
A partir de aquí el sustrato por el que discurre el Ebro está formado por arcillas y margas yesíferas, materiales blandos que permiten una amplia llanura aluvial. El cauce se vuelve divagante y con un trazado de una gran sinuosidad que va formando meandros con gran dinamismo. Es sobre estas amplias llanuras de inundación donde pueden desarrollarse los sotos propiamente dichos, una vegetación compuesta por saucedas, alamedas y olmedas. Los bosques aquí presentes son del tipo alameda mediterránea.
Estos bosques, que han venido siendo roturados para tierras de cultivo desde antiguo, han sufrido un retroceso alarmante en las últimas décadas. Así, en este tramo del Ebro los sotos han quedado restringidos a un 32% de la extensión que ocupaban en 1950 y tan solo a un 4.5% de toda llanura aluvial que debieron ocupar en otras épocas. Antes esta situación es donde mejor se comprende el valor que tienen sotos como los de Alfaro y la importancia de conservar lo poco que nos queda de este ecosistema.

La ribera de Alfaro ha sido uno de los pocos lugares de La Rioja donde los bosques fluviales han conseguido mantener unas aceptables condiciones naturales después de las múltiples transformaciones a las que les ha sometido la acción del hombre.En otros tiempos, los bosques fluviales cubrían la vega del Ebro, una de las más fértiles de Europa. Pero los bosques fueron talados y aclarados, y sus ricos suelos de aluvión se convirtieron en preciados terrenos agrícolas; se extrajeron gravas, se canalizaron los ríos, se construyeron defensas, se plantaron chopos... La silvestre ribera del Ebro se transformó enseguida en vergel humanizado, aunque en algunos escasos lugares estos valiosos ecosistemas lograron resistir o evitar el embite de la acción humana convirtiéndose hoy en excepcionales enclaves, los sotos, que nos permiten imaginar cómo eran la vida y el paisaje que se formaban en torno al río. En La Rioja, aguas abajo de Logroño, el Ebro dispone de una amplia llanura aluvial. Su cauce se vuelve divagante y su trazado sinuoso. En el tramo de Alfaro, el río configura un paisaje de cambiantes meandros, islas, "madres" o brazos de agua surgidos de antiguos meandros abandonados, playas, canales de inundación... En este dinámico medio se desarrollan los sotos, arboledas que hunden sus raíces en el lecho de inundación del río. Aunque antes estos bosques de ribera llegaron a ocupar toda la llanura de inundación que el Ebro fue dejando en La Rioja Baja, ahora apenas ocupan un 4,5% de su superficie, restringiéndose a una extensión de 838,7 hectáreas. De ahí la gran importancia de los sotos alfareños, no sólo por su carácter de reductos privilegiados para la vida silvestre, sino por ser uno de los escasos lugares de La Rioja donde los bosques de ribera conservan un parecido con el pasado; motivos más que suficientes para que este pequeño oasis se haya convertido en el segundo espacio natural protegido de La Rioja, después del Parque de la Sierra de Cebollera.

Los sotos de Alfaro constituyen uno de los escasos lugares de La Rioja donde se conservan retazos de los antiguos bosques de ribera que se desarrollaron junto al río Ebro. LA DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE LOS SOTOS DE ALFAROLos Sotos de Alfaro, pese a lo reducido de su tamaño en la actualidad, constituyen ecosistemas con gran valor ambiental. Son ambientes de transición entre el medio acuático y el terrestre y siempre que se produce esta combinación la diversidad biológica se ve enriquecida. Estas formaciones vegetales de sotos, en climas mediterráneos, constituyen comunidades residuales de aquellos bosques caducifolios que tuvieron su esplendor en el período de tiempo comprendido entre hace 7.500 y 3.000 años. En la actualidad, dado el clima seco en el que se encuentran estas formaciones, aparecen en enclaves asociados a riberas fluviales como las del Ebro.La ubicación de estos sotos en una zona de clima semiárido hace que constituyan un medio adecuado a la entrada de fauna y flora de climas más húmedos y norteños en este ambiente. Esta "introgresión húmeda" en el ambiente mediterráneo implica una gran riqueza de especies y una elevada diversidad biológica, además de constituirse como "islas" o refugios para especies norteñas en territorios climáticamente adversos. Pero no sólo constituyen "islas" en lo relativo a su mayor humedad, sino que además al situarse en áreas fuertemente humanizadas, son de los pocos reductos de vegetación madura que podemos encontrar en estas zonas. Estos cursos fluviales, con su vegetación de ribera asociada, actúan de esta forma como "corredores ecológicos" que conectan espacios naturales distantes entre sí.Los sotos debido a su situación a medio camino entre el medio acuático y terrestre, están considerados como uno de los ecosistemas más productivos. Esta productividad se ve reflejada en el gran desarrollo que la vegetación alcanza y la abundancia de poblaciones de insectos, aves y otros animales. Al igual que el ecosistema es muy productivo en condiciones naturales, cuando estos terrenos son transformados para el cultivo, ya sea de huertas o de chopos, siguen manteniendo unas tasas de productividad muy elevadas. En esta característica de los sotos encontramos la principal causa de su transformación, ya que el hombre ha intentado continuamente poner en cultivo unas tierras tan productivas como éstas.
LA FAUNA DE LOS SOTOSLos Sotos de Alfaro, así como otros sotos del río Ebro, presentan una gran importancia para la fauna por la diversidad de especies que albergan. En los sotos se presenta una gran variedad de ambientes en muy poco espacio, así junto a las formaciones de bosques densos encontramos zarzales, depósitos de gravas y limos, carrizales, claros con cultivos, meandros abandonados con aguas estancadas y otros medios que contribuyen a diversificar la fauna del soto.Además en su condición de medios húmedos dentro de un mundo mediterráneo más seco albergan poblaciones de especies singulares y de gran valor biológico, como escasas y amenazadas, que tienen interés desde el punto de vista de la conservación de la fauna.
En cuanto a los vertebrados el grupo de las aves es de los que presentan una mayor riqueza y variedad. El número de especies de aves que podemos encontrar en los sotos es del orden de un tercio a un medio mayor que en los medios que los rodean. La riqueza de la comunidad del soto se ve incrementada por aves que aunque ejercen su actividad predominante en los espacios adyacentes abiertos y soleados, dependen del soto para completar de una u otra forma sus ciclos biológicos. De la variada comunidad de aves que podemos observar nidificando, durante el período estival, en los Sotos de Alfaro, destacamos rapaces como el gavilán (Accipiter nisus) o el milano negro (Milvus migrans), acuáticas como el ánade real (Anas platyrhynchos) , limícolas como el chorlitejo chico (Charadrius dubius) , pícidos como el pito real (Picus viridis) y el escaso pico menor (Dendrocopos minor), la tórtola (Streptopelia turtur), el cuco (Cuculus canorus), martín pescador (Alcedo atthis), oropéndolas (Oriolus oriolus), aviones zapadores (Riparia riparia) y una gran variedad de pajarillos como el ruiseñor común (Luscinia megarhynchos), el petirrojo (Erithacus rubecula), el mirlo (Turdus merula), el chochín (Troglodytes troglodytes), el zarcero común (Hippolais polyglotta), la curruca capirotada (Sylvia atricapilla), el mosquitero común (Phylloscopus collybita), el agateador común (Certhia brachidactila), el pájaro moscón (Remiz pendulinus), o el escribano soteño (Emberiza cirlus).De gran importancia es también la función que los sotos desarrollan para las aves migratorias como lugares de refugio y alimentación, más teniendo en cuenta la gran producción de bayas y semillas que se dan en el ecosistema. De esta forma, tanto durante las migraciones como en la invernada, los sotos acogen una variada representación de aves que en los periodos adversos se desplazan lejos de sus lugares de nidificación. Así podemos ver pasando el invierno, entre otros: cormorán grande (Phalacrocorax carbo) , anátidas, garza real (Ardea cinerea), milano real (Milvus milvus), zorzales, petirrojos (Erithacus rubecula), mitos (Aegithalos caudatus) o distintas agrupaciones de fringílidos.Aparte de aves, en los sotos podemos encontrar otras poblaciones de vertebrados que nos resultarán más difíciles de observar. Las condiciones de humedad que en ellos se dan favorecen la presencia de anfibios como el sapo corredor ( Bufo calamita) o el sapo partero (Alytes obstetricans) o el sapo de espuelas (Pelobates cultripes) y asociados más directamente al agua tenemos la rana común (Rana perezi). Entre los reptiles la culebra viperina (Natrix maura) es la más abundante, y los más escasos los galápagos de agua dulce: el galápago leproso (Mauremys leprosa) y el galápago europeo (Emys orbicularis).En el Ebro y debido al aporte de caudal del río Aragón, la calidad del agua mejora considerablemente lo que incrementa las especies presentes. Además, en las características orillas de los sotos con madres (meandros abandonados) y rápidos con escasa profundidad y fondo pedregoso se dan las condiciones necesarias para las puestas de muchas especies de peces. Así en este tramo encontramos tanto especies autóctonas como el barbo del Ebro (Barbus graellsii) o la loína o madrilla (Chondrostoma miegii) o el bagre (Squalius cephalus). Tambián habita estas aguas el fraile (Salaria fubliatilis) incluida en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas, otras introducidas, entre las que tenemos la carpa (Cyprinus carpio), el lucio (Exos lucius), el alburno (Alburnus alburnus) y el Siluro (Siluros glanis), de reciente y nada deseable introducción.En cuanto a los mamíferos herbívoros, en los Sotos de Alfaro encontramos desde musgaño enano (Suncus etruscus), ratones de campo (Apodemus sylvaticus), topillos (Microtus duodecimcostatus) y ratas de agua (Arbicola sapidus), y omnívoros como el jabalí (Sus scrofa).Entre los mamíferos carnívoros es segura la presencia del zorro (Vulpes vulpes), la gineta (Genetta genetta) y el tejón (Meles meles) la comadreja (Mustela nivalis), el turón (Mustela putorius) o el gato montés (Felis silvestris), carnívoros todos ellos que, también encontramos asociados a otro tipo de ambientes.Además en los sotos viven dos mamíferos emblemáticos muy vinculados al medio acuático: la nutria (Lutra lutra) y el visón europeo (Mustela lutreola). La primera presenta una buena distribución en los ríos montañosos de la comunidad, en el río Ebro se rarifica y en La Rioja Baja sólo aparece en sitios con orillas bien conservadas como los Sotos de Alfaro.
Por su parte, el caso del visón europeo es digno de tenerse en cuenta. Hasta 1994 no se conocía la presencia de la especie en La Rioja y con el tiempo su expansión a lo largo del Ebro ha llegado hasta los sotos de Alfaro a partir de poblaciones del norte de la Península Ibérica


No hay comentarios:

Google